jueves, 5 de marzo de 2015

Dorada al Horno, la dama de nuestras costas


Los españoles somos grandes consumidores de pescado, seguramente porque disfrutamos de una gran variedad de estos en nuestros mercados debido a que el extenso litoral de kilómetros y kilómetros con el que contamos permite que se den diferentes variedades de paisajes marítimos, aguas y especies marinas.


La Dorada, concrétamente, es uno de los más habituales en la dieta mediterránea.


Su consumo se remonta a épocas prehistóricas ya que en diferentes yacimientos arqueológicos se han encontrado espinas de este pez.  La belleza de este pez y la consistencia de su carne hicieron que estuviera presente en las cocinas a lo largo de toda la historia.


Hay muchas referencias escritas sobre la dorada de la Época Clásica griega y del Imperio Romano. Era llamada por los griegos "chrysóphris, cejas de oro" por presentar una mancha dorada entre sus ojos. Peculiaridad que también sirvió para darle el nombre en latín "sparus aurata", raíz que se mantiene en algunas lenguas como dourada en gallego, aurata en catalán y dorada en castellano.

Estas marcas doradas la elevaron a la consideración de pez sagrado y digno de las Diosas Venus y Afrodita, siendo servido en fiestas en honor a tales diosas. Puede leerse "doradas consagradas a Afrodita Citeria" en el texto "Los Peces" de Arquipo, los griegos y romanos las consideraban "el pez más bello" y por eso eran dignas de su diosa más bella, era conocida como "la dama de nuestras costas que por su aspecto podría compararse a una odalisca marina cargada de abalorios". Pero no solo eran apreciadas por su belleza, también lo eran por su sabor, considerándolo el más delicioso, Estratocles habla de la dorada como "el más delicado de los pescados".


Era servida principalmente asada, cocida o con salsa, Arquestrato recomendaba "asarla entera aunque mida diez codos" y Dífilo de Sifnos en Ateneo VIII dice "la carne de la dorada tiene un delicioso punto de acritud, es tierna, está libre de olores, y es de grato sabor y diurética".



El gastrónomo Marco Gavio Apicio del siglo I después de Cristo, en su libro Re Coquinaria, incluye varias recetas de salsas para las doradas, una de ellas realizada con pimienta, ligústico, alcaravea, orégano, baya de ruda y mirto, menta, yema de huevo, miel,vinagre, aceite, vino y garum y otra con pimienta, coliandro, menta, apio, cebolla, uvas pasas, miel, vinagre, vino, aceite y garum.

También los árabes, con su presencia durante ocho siglos en nuestra península tenían una gran estima a la dorada, creando complejas combinaciones de texturas y aromas.


Y nosotros no podemos ser menos, en casa es uno de los pescados que más cocinamos, normalmente siempre asada con unas patatas y un poco de aceite.

Ingredientes:

.1 dorada
.2 o 3 patatas en láminas
.1 cebolla
.Sal
.Pimienta
.Aceite

Preparación:

-Parte las patatas y la cebolla en láminas, salpimenta y pon sobre una bandeja con un poco de aceite.


-Hornea a 180º unos 30 minutos.
-Pon la dorada bien limpia  y salpimentada sobre las patatas, vuelve a introducir al horno unos 20 minutos, según sea el tamaño de la dorada pon más o menos tiempo, pero tener cuidado para que no se haga demasiado y no se reseque.


-Si os gusta podéis ponerle un poco de zumo de limón.


La dorada al horno con guarnición de patatas y cebolla además de ser muy sencilla, es muy exquisita y ligera. Su espina central es muy fácil de quitar por lo que es ideal para dar a los niños pequeños.



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